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El Príncipe de Nicolas Maquiavelo

Presentación El Príncipe de Nicolás Maquiavelo by Regina Alarcón López on Scribd

El Principe de Nicolás Maquiavelo


 I.        TÍTULO
“EL PRÍNCIPE”
II.        AUTORES
ü  Mescua Ampuero Nataly Estefani
ü  Guevara Torres Judith
ü  Alarcon Lopez Mirtha Regina
ü  Cervantes Encinas Samuel
III.        ABSTRAC
Maquiavelo is a classic book of political science and is recognized as one of the pillars of political thought, also narrates the political customs of the time and the nature of man. (English)

O príncipe é um livro clássico da ciência política e é reconhecido como um dos pilares do pensamento político, também narra os costumes do Renascimento e da natureza do homem. (portugués)

IV.    PALABRAS CLAVES
·         Príncipe
·         Principados
·         Gobierno
·         Mercenarios
·         Milicias
·         Tropas
·         Súbdito
   V. INTRODUCCION
El libro “El príncipe” Maquiavelo, muestra todas las etapas de los que gobiernan un Estado, recopilando los actos, en que fallaban y en que tenían éxito, además enseña de cómo deben gobernar las personas que se encuentren en cargos de un Estado, lleno de principios y consejos políticos.
Nos enseña que todo el que gobierna debe esforzarse en conservar su afecto, ser amable, que los ciudadanos tengan la necesidad del Estado para que así siempre sean fieles.
las formas de gobernar con dureza y mucha lucha para lograr que un Estado llegue a cumplir los objetivos junto con el pueblo, por este motivo se podría llegar a la conclusión de que los puntos vistos en la obra son aplicables a la política actual. Actualmente se gobierna de acuerdo a los criterios y a las conveniencias de los políticos actuales.
El príncipe es un libro clásico de la ciencia política y es reconocido como uno de los pilares del pensamiento político, también narra las costumbres de la época del renacimiento y de la naturaleza del hombre.
Las enseñanzas de Maquiavelo van más allá de este principio ya que abarca enseñanzas y filosofía del comportamiento del hombre tanto como si está en el gobierno como si está en el pueblo.
VI. CUERPO
CAPÍTULO I:
De las distintas clases de principados y de la forma que se adquieren.
Todos los Estados, todas las dominaciones que han ejercido y ejercen soberanía sobre los hombres, han sido y son repúblicas o principados. Los principados son, o hereditarios, o nuevos. Los hereditarios son cuando una misma familia ha reinado en ellos largo tiempo. Los nuevos, o lo son del todo o son como miembros agregados como miembros agregados al estado hereditario del príncipe que los adquiere.
CAPÍTULO II
De los Principados Hereditarios.
Cómo pueden gobernarse y conservarse los principados, es más fácil conservar un Estado hereditario, que ya está acostumbrado a una dinastía, que uno nuevo, basta con no alterar el orden establecido por los príncipes anteriores, y contemporizar después con los cambios que pueden producirse. El príncipe natural tiene menos razones y una menor necesidad de ofender es portal motivo que es más amado, a menos que existan vicios excesivos que le atraigan el odio.
CAPÍTULO III
De los principados mixtos.
Las incertidumbres nacen de una natural dificultad que se encuentra en todos los principados nuevos. Dificultad que estriba en que los hombres cambian con gusto de señor, creyendo mejorar, y esas creencias los impulsan a tomar armas contra él, en lo cual se engañan, pues luego la experiencia les enseña que han empeorado. Estos estados, que al adquirirse se agrega a uno más antiguo, o son de la misma provincia y de la misma lengua, o no lo son. Cuando lo son es muy fácil consérvalos, sobre todo cuando están acostumbrados a vivir libres; y para afianzarse en el poder, basta con haber borrado la línea del príncipe que los gobernaba y siempre que se respeten sus costumbres y las ventajas de que gozaban, los hombres permanecen sosegados. El príncipe que anexe una provincia de costumbres, lengua y organización distintas a las de la suya, debe también convertirse en paladín y defensor de los vecinos menos poderosos, ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío y cuidarse de que, bajo ningún pretexto, entre en su Estado un extranjero tan poderoso como él.
Se infiere una regla general que rara vez o nunca falla: que el que ayuda a otro a hacer poderoso causa su propia ruina. Porque es natural que el que se ha vuelto poderoso recele de la misma astucia o de la misma fuerza gracias a las cuales se lo ha ayudado.
CAPÍTULO IV
Por qué el Reino de Darío, ocupado por Alejandro, no se sublevó contra los sucesores de éste, después de su muerte.
Todos los principados han sido gobernados de dos modos distintos: por un príncipe que elige de entre sus siervos, los ministros que le ayudaran a gobernar o por un príncipe asistidos por nobles que, no a la gracia de del señor, si no a la antigüedad de su linaje, deben la posición que ocupan. Estos nobles tienen estados y súbditos propios, que los reconocen por señores y les tienen natural afección. En los estados gobernados por un príncipe asistido por siervos, el príncipe goza de mayor autoridad porque en toda la provincia no se reconoce soberano si no a él, y si se obedece a otro, a quien no se tiene particular amor, sólo se lo hace por tratarse de un ministro y magistrado del príncipe. Lo que no depende de la poca o mucha virtud del conquistador, si no de la naturaleza de lo conquistado.
CAPÍTULO V
De qué modo hay que gobernar en las ciudades o principados que, antes de ser ocupados, se regían por sus propias leyes.
Hay tres modos de conservar un Estado que, antes de ser adquirido, estaba acostumbrado a regirse por sus propias leyes y a vivir en libertad:
1.  Destruirlo.
2.  Radicarse en él.
3.  Dejarlo regir por sus leyes, obligarlo a pagar un tributo y establecer un gobierno compuesto por un corto número de personas, para que se encarguen de velar por la conquista.
Porque nada hay mejor para conservar si se la quiere conservar una ciudad acostumbrada a vivir libre que hacerla gobernar por sus mismos ciudadanos.
CAPÍTULO VI
De los principados nuevos que se adquieren con las armas propias y el talento personal
Los principados de nueva creación, donde hay un príncipe nuevo, son más o menos difíciles de conservar según que sea más o menos hábil el príncipe que los adquiere. También facilita enormemente las cosas el que un príncipe, al no poseer otros Estados, se vea obligado a establecerse en el que ha adquirido. Los que, por caminos semejantes a los de aquellos, se convierten en príncipes adquieren el principado con dificultades, pero lo conservan sin sobre saltos.
CAPITULO VII
De los principados nuevos que se adquieren con armas y fortuna de otros
Las personas que se convierten en príncipe de un estado por suerte, son hombres sin talento y virtudes superiores, carecen de fuerza ya que siempre han vivido como simple ciudadanos.
En cambio, los que llegaron a ser príncipes por mérito propio se preparan inmediatamente para conservarlos como por ejemplo Francisco con un gran talento de la nada se convirtió en duque de Milán y por el contrario Cesar Borgia, adquirió el estado por la fortuna de su padre. Todo príncipe nuevo vence por la fuerza, respeta es severo y amable.
 CAPITULO VIII
De los que llegaron al principado mediante crímenes
Para ascender al principado primero se pasa por un camino de perversidades y delitos, llegar a ser príncipe por el favor de los ciudadanos por ejemplo Agatocles que llevo una conducta reprochable en todos los periodos de su vida y quiso ser príncipe y fue príncipe sin que se encendiera ninguna guerra civil por su causa pero si se examina el valor de Agatocles sale triunfante de los peligro y su grandeza de alma para soportar y vencer los acontecimiento adverso, pero sus crueldades y maldades, lo colocan entre los hombres más ilustres, al apoderarse de un estado todo usurpador debe reflexionar sobre los crímenes que le es preciso cometer y ejecutarlos todos a la vez.
CAPITULO IX
Del principado civil
Ser príncipe gracias al favor de sus compatriotas llamado así principado civil, depende de una cierta habilidad propiciada por la fortuna, ya que al llegar al principado con la ayuda de los nobles se mantiene con más dificultad que el que ha llegado mediante el apoyo del pueblo, lo peor que un príncipe puede esperar de un pueblo es que no lo ame, se rebelen , por eso el príncipe debe esforzarse en conservar su afecto, pues el pueblo solo pide no ser oprimido, pero el que se convierta en príncipe por el favor de los nobles y contra el pueblo procederá bien si se empeña ante todo en conquistarlo.
Un príncipe hábil debe hallar una manera por la cual sus ciudadanos tenga necesidad del Estado y siempre serán fieles.
CAPITULO X
Como deben medirse las fuerzas de todos los principados
Un príncipe posee un estado, la cual pueden ser capaces de poder sostenerse por sí mismo a los que por abundancia de hombres pueden levantar un ejército respetable y presentar batalla a quien quiera que se atreva a atacarlos.
Un príncipe que gobierne una plaza fuerte y a quien el pueblo no odie, no puede ser atacado, pero si lo fuese, el atacante se vería obligado a retirarse sin gloria, ya que un príncipe valiente y poderoso superara siempre estas dificultades, es muy probable que el enemigo devaste y saque la comarca a su llegada.
Quien tenga bien fortificada su ciudad difícilmente será asaltada; porque los hombres son enemigos de las empresas demasiado arriesgadas.

CAPITULO XI
De los principados eclesiásticos
Los principados eclesiásticos son los únicos que tienen estados y no los defienden. súbditos no los gobiernan. Pero a pesar de eso no les son arrebatados y los súbditos no se preocupan, ni piensan, ni podían situarse a su soberanía. Son los únicos principados seguros y felices.
 Están regidos por leyes superiores inasequibles a la mente humana, y no han sido inspirados por el señor, Italia estaba dominada por el papa y tenía que evitar que un ejército extranjero invadiese a Italia
Para contener al papa bastaron dos facciones, los Orsini y los Colonna, disputaban y acudían a las armas, pero al final se quedaron quietas por dos razones la grandeza de la iglesia por carecer de cardenales que los representasen.

CAPITULO XII
 De las distintas clases de milicias y de los soldados mercenarios
Las tropas con que un príncipe defiende sus estados son propias, quieren ser soldados mientras el príncipe no hace la guerra.
La experiencia enseña que solo los principados y republicas armadas pueden hacer grandes progresos, es más difícil que un ciudadano someta a una república que esta armada con armas propias que una armada con armas extranjeras.
Cuando el emperador empezó a ser arrojado de Italia, se dividió en un gran numero de estados porque muchas de las grandes ciudades tomaron la contra, la cual Italia paso casi por entre a las manos de la iglesia y de varias republicas y fueron viniendo todo los que hasta nuestros tiempos han dirigido esas tropas, recorrida por Carlos, Luis, Fernando, hubo muchos pleitos, que habían llegado al extremo que concluyeron a Italia a la esclavitud y deshonra.

Capítulo XIII
De los soldados auxiliares, mixtos y propios
De acuerdo al capítulo anterior, Nicolas Maquiavelo se refiere a las tropas auxiliares, esta vez para manifestar sus apreciaciones sobre la relación e importancia que tendrán para el Príncipe los soldados auxiliares, aquellos denominados mixtos, y finalmente el inmenso valor que tiene el tener soldados propios y que si vas a perder una batalla que sea con una tropa propia.

Capítulo XIV
De los deberes de un príncipe para con la milicia
En este capítulo, Maquiavelo describe cuales deben ser las actitudes y posiciones que el Príncipe debe ejercer sobre sus tropas, a fin de ejercer realmente como el comandante en jefe de ellas, procurando su fidelidad, orden, respeto, pues son ellas las que garantizarán mantener el poder.
Capítulo XV
De aquellas cosas por las cuales los hombres especialmente los príncipes son alabados o censurados.
Así mismo, en vista de seguir aconsejando al Príncipe sobre cómo mantener una popularidad alta y aprecio por parte de sus súbditos, Maquiavelo se entrega en este capítulo a la tarea de explicar cuáles son las cosas que hacen que un hombre sea alabado, recibiendo admiración, o por el contrario simplemente consiga la desaprobación general.

Capítulo XVI
De la prodigalidad y de la avaricia
En este sentido, Maquiavelo sigue insistiendo en la necesidad del Príncipe de transmitir a otros la idea de que él cuenta con virtud. De esta forma, Maquiavelo señala la importancia de parecer –no necesariamente siéndolo- que practica la generosidad, a fin de ir ganando adeptos, sin necesidad de poner en riesgo las arcas públicas.

Capítulo XVII
De la crueldad y la clemencia; y si es mejor ser amado que temido o ser temido que amado
De igual forma, Maquiavelo dispondrá de un capítulo para exponer el cómo deben ser empleadas durante el ejercicio del poder tanto la crueldad como la compasión, las cuales deben ser administradas de forma correcta por el Príncipe. Así mismo, expone sus comentarios sobre la importancia de ser un líder amado, o por el contrario si es mejor ser temido, llegando a la conclusión de que el Príncipe debe en todo momento generar en sus súbditos, de forma simultánea, el amor y el temor, como forma de proteger su posición.

Capítulo XVIII         
De qué modo los príncipes deben cumplir sus promesas
Así mismo, dentro de la virtud que debe exponer y mantener el Príncipe, se encuentra sobre todo el valor de la palabra dada. En este sentido, Maquiavelo le explica al soberano las estrategias que puede seguir para en todo momento cumplir con lo dicho, o cómo no quedar como mentiroso aun incumpliendo lo prometido.

Capítulo XIX
De qué modo debe evitar ser despreciado y odiado.
Pensando también que el Príncipe es un ser humano, el cual comete errores, y en ocasiones debe tomar decisiones que no dejan a todos felices, Maquiavelo toma un capítulo de su obra para explicarle a los posibles Príncipes cómo evitar que el odio sea un sentimiento que nazca hacia él, pensando nuevamente en que todo Príncipe debe ser amado por su pueblo y súbditos.

CAPITULO XX
Si las fortalezas, y muchas otras cosas que los príncipes hacen con frecuencia, son útiles o no.

- Los príncipes nuevos normalmente han armado a sus súbitos desarmados, para así convertir las armas del pueblo en las del príncipe.
- El problema recae cuando alguno desarma a sus súbditos; el pueblo ofendido se cree que su príncipe no tiene confianza en ellos. Además, como un príncipe no puede quedar desarmado, recurre a milicias mercenarias, que por muy numerosas que sean, no pueden mantener a raya al pueblo y a los enemigos extranjeros a la vez.
- Crear conflictos entre la población conquistada
- De la confianza que generan los conquistados con el nuevo príncipe para ser tomados en cuenta en las decisiones de gobierno
- Construcción de fortalezas, el príncipe que teme más al pueblo que al extranjero debe construir fortalezas, mientras que el que teme más a los extranjeros que al pueblo no debe construirlas.

CAPITULO XXI
Cómo debe comportarse un príncipe para ser estimado
La estima nace sobretodo de las grandes empresas y de la muestra de raras virtudes.El que el príncipe se sepa posicionar en algunos bandos en guerras determinantes también será honrado, ya que, si no participa, el vencedor luego irá directo a por él al no querer aliados sospechosos y el perdedor no lo ayudará en otra ocasión. En cambio, si se decide por una de las partes, si ganan, quedarán unidos por un vínculo especial, mientras que, si pierden, puede hacerse compañero de una fortuna que pueda resurgir.
CAPITULO XXII
De Los Secretarios Del Príncipe
La decisión de coger buenos o malos ministros dependerá de la virtud del príncipe: si uno está rodeado por hombres capaces y fieles, el que los ha escogido será tenido por sabio.
Un ministro no será bueno cuando no piensa más que en él y sacar provecho, ya que los que tienen en manos el Estado de otro jamás deben pensar en sí mismos. Entonces el príncipe debe actuar, al mismo tiempo que debe felicitar a aquellos que sí hagan bien su labor.
CAPITULO XXIII
Como huir de los aduladores.
Los aduladores, presentes en todas zonas, deben evitarse, y para hacerlo, se necesita hacer comprender a los hombres que no ofenden al decir la verdad, pero eso sí, sin que lo digan todos ya que faltarían el respeto. Por ello el príncipe prudente debe rodearse de aquellos hombres de buen juicio a los que le dé libertad para decir la verdad, aunque solo en las cosas en las que sean interrogados y cuando decida. Fuera de ese círculo no debe hacer caso a nadie nunca.
CAPITULO XXIV
Porque los príncipes de Italia perdieron sus estados
Los príncipes hallan mayor regocijo elevando un Estado nuevo, al mismo tiempo que sufren mayor deshonra los que pierden el trono habiendo nacido príncipes.
Muchos príncipes de Estados perdieron sus Estados, como el rey de Nápoles, el duque de Milán, etc. Un fallo muy común fue el de no haber, tenido disponibles armas propias. Otros tuvieron al pueblo como enemigo, hecho que impide seguir estando en el poder, y el que lo tuvo por amigo no supo tener a raya a los nobles. Por tanto, esos príncipes perdedores que no le echen la culpa a la suerte, sino a su ineptitud.
CAPITULO XXV
Del poder de la fortuna de las cosas humanas y de los miedos para oponérsele
La fortuna manda en la mitad de nuestras acciones, pero los hombres pueden gobernar su otra mitad. La fortuna aparece allí donde no hay virtud preparada para resistirle, por esos muchos se justifican de sus errores con la suerte, cuando podrían haber hecho más para evitarlo. Italia está repleto de Estados que han dejado todo en manos del azar, así que las consecuencias pueden ser fatales.
CAPITULO XXVI
Exhortación a liberar a Italia de los barbaros
Para finalizar, Maquiavelo hace una última reflexión sobre si sería posible en esos tiempos que surgiera un nuevo príncipe que instaurase un gobierno que hiciese feliz a todo el pueblo italiano.  Es más, lo ruega. Dice que podría ser, ya que la situación es perfecta: era necesario que se encontrase esa Italia oprimida, desorganizada, sin leyes ni jefes claves, que se viera castigada, despojada e invadida para que alguien la liberara.   
Comenta que el pueblo y los soldados ya están preparados, necesitan un buen jefe, alguien que sepa imponerse sobre los demás.
Recalca la necesidad de usar armas propias, con innovaciones tecnológicas mejor si es posible.

VII. CONCLUSIÓN
El Príncipe, es una obra política y filosófica que trata de explicar de  las distintas clases de principados, de la dificultad y facilidad de gobernar.
También se habla de ejemplos en los que se representan los diferentes casos de adquisición de reinados. Sin embargo, Maquiavelo aisló el problema político y solo se concentró en este y perdió de vista muchos aspectos que están ligados a la constitución y administración del estado mismo.
 El gobernante debe encontrar el punto de equilibrio, ser más amado que temido y ser más temido que amado, pero sin ser odiado. Un buen gobierno es aquel que se maneja con inteligencia y paciencia. Instruye los cuidados a tener en cuenta para perdurar en el poder y es perfectamente aplicable a nuestro tiempo actual.

 VIII. AGRADECIMIENTO
Agradecemos en primer lugar a Dios por guiarnos en nuestra formación, a la Universidad Cesar Vallejo permitiendo que los profesionales tengan mejor preparación y ser competitivos en todo ámbito. A la plana docente con la que cuenta la Universidad, y en especial al docente responsable del curso “Organización, estructura y funcionamiento del Estado” Dr. Rolando Reátegui Lozano, por las enseñanzas en cada clase y poder analizar libros de Política Pública.

IX.BIBLIOGRAFIA
·         “El Príncipe”, Nicolás Maquiavelo. Editorial Gernika, Mexico Df. Sexta Edición 2004.
·         Patricia, S. (22 de Enero 2015), derecho911.blogspot.pe obtenido por http://derecho911.blogspot.pe/2015/01/resumen-del-principe-el-principe-de.html